Micotoxinas en aves de corral y su impacto sobre la salud pública

Micotoxinas en aves de corral y su impacto sobre la salud pública

micotoxinas

Las toxinas fúngicas (micotoxinas) producidas por muchas especies de hongos que pueden crecer sobre los alimentos representan un riesgo serio para la salud humana y animal. En el caso de la producción avícola, las micotoxinas no solo pueden tener impacto sobre la salud de los animales y la productividad sino también incorporarse a la cadena alimentaria y afectar la salud humana. 

 

Las micotoxinas son compuestos químicos producidos de forma natural en el metabolismo secundario de algunos géneros de hongos y que afectan principalmente a cereales y granos. Existe una amplia variedad de ellas que pueden dañar la salud humana y de los animales de producción, y cuya presencia depende de factores como el tipo de alimento en el que se desarrollen, la humedad y la temperatura. Se espera que la contaminación por micotoxinas en las materias primas aumente en los próximos años, como consecuencia del cambio climático.

Un interesante artículo de Fernando Moreira publicado en la revista NutriNews expone aspectos sobre el impacto de las micotoxinas en el caso concreto de la producción avícola: sobre la salud animal, la productividad y la salud humana a través de la ingesta de aves y huevos contaminados. El autor destaca la importancia de supervisar y controlar la contaminación por estas toxinas en la cadena alimentaria, especialmente en la leche, la carne y los huevos, una responsabilidad que atribuye a todos los actores involucrados en la producción y a las autoridades sanitarias.

Micotoxinas en las aves de corral

En la producción de aves de corral las micotoxinas pueden afectar a la productividad y provocar pérdidas económicas, por lo que es importante conocer cómo influyen los diferentes tipos de toxinas en la salud de las aves. No todas las aves son igual de susceptibles a estos contaminantes, por ejemplo los patos, gansos y pavos tienen mayor susceptibilidad que los pollos de engorde. Aunque hay muchos signos clínicos y lesiones causados por las diferentes micotoxinas en las aves, es común que todas causen inmunosupresión e influyan en la inmunidad general de los animales.

Las principales micotoxinas implicadas serian las Aflatoxinas (Aspergillus spp) Ocratoxinas (Aspergillus spp) Tricotecenos (Fusarium spp.) Fumonisinas (Fusarium spp.) Zearalenoma (Fusarium spp.) y Alcaloides de Ergot (Claviceps spp.)

La presencia de micotoxinas en las primeras etapas de la vida de las aves parece ser la más preocupante. Moreira cita el caso de la micotoxina DON, cuya presencia puede ser especialmente dañina en el período entre 18 y 25 días en la fase posterior de crecimiento intestinal, afectando al rendimiento más cercano a la etapa final de engorde. Estudios confirman también, que en el caso de los pollos de engorde, estos son sensibles a la presencia de micotoxinas de Fusarium spp. y que niveles moderados de estas micotoxinas afectan negativamente al apetito e interrumpen el rendimiento del crecimiento.

Los factores e interacciones que pueden influir en las patologías provocadas por las micotoxinas en la producción avícola son:

  • La gestión de la explotación, destacando factores como la higiene, humedad y temperatura
  • La duración de la exposición a las micotoxinas
  • La edad, género y especie de ave
  • Nutrición y estado sanitario de las aves
  • Naturaleza y nivel de concentración de micotoxinas
  • Otras toxinas presentes

Riesgos para la salud pública

Además de los efectos producidos en las aves de corral, los efectos tóxicos de las micotoxinas pueden pasar a la cadena alimentaria, a través del consumo de la carne, huevos y vísceras de las aves, y afectar a la salud humana. Las vísceras, especialmente el consumo de hígado, representa un mayor riesgo que el consumo de carne, debido a que la mayoría de las micotoxinas se metabolizan y se concentran a nivel hepático.

La exposición a largo plazo a alimentos contaminados representa un riesgo alto para la salud, principalmente en paises de riesgo como Asia y África. La UE ha impuesto límites en algunas de las micotoxinas más comunes y las aves alimentadas con piensos que contienen cantidades de micotoxinas dentro de los límites legales no representan un riesgo significativo.

No obstante, los seres humanos pueden estar expuestos a una combinación compleja y variable de micotoxinas, capaces de provocar daños graves en la salud, por lo que el autor hace hincapié en la importancia de desarrollar e implementar métodos efectivos para controlar las micotoxinas.

Por ejemplo, estudios relacionados con la zearalenona revelan que la exposición a esta micotoxina puede provocar alteraciones del equilibrio hormonal y provocar numerosas enfermedades del sistema reproductivo, como el cáncer de próstata, ovario, cervical o de mama. En el caso de los tricotecenos, la toxina T-2 tiene un efecto neurotóxico con implicaciones generalizadas en los humanos. El valor máximo permitido por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para la toxina T-2 en piensos para pollos es de 0,25 mg / kg. También son especialmente relevantes los efectos de la aflatoxina M1, clasificada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) como posible factor predisponente del cáncer humano y la ocratoxina A (OTA), que se ha asociado con tumores renales y nefropatías progresivas.

Cuanto mayor es la concentración de micotoxinas en el alimento que ingieren los animales, más altos son los niveles de residuos presentes en los tejidos, lo que representa un mayor riesgo para la salud pública. Sin embargo, una vez que se elimina de la dieta el alimento contaminado, los niveles residuales en los animales descienden rápidamente a valores aceptables.

Aunque en la UE se han impuesto limites en algunas de las micotoxinas más comunes, Moreira destaca la necesidad de investigar los limites máximos permitidos en relación con los peligros reales para la salud pública, especialmente cuando las micotoxinas están presentes de forma conjunta.  La gran cantidad de micotoxinas existentes dificulta además el desarrollo de métodos de análisis económicamente sostenibles, ya que muchos de los métodos disponibles conllevan mucho tiempo y son específicos para una micotoxina en partícular.

No obstante, estudios parecen confirmar que las aves alimentadas con piensos que contienen cantidades de micotoxinas dentro de los límites legales de la UE no representan un riesgo significativo para la salud pública, ya que son metabolizadas rápidamente por las aves. 

 

Fuente:   Fernando Moreira: Peligros reales de las micotoxinas en salud aviar y salud pública, nutriNews

 

 

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