
En la industria alimentaria, el uso de productos desinfectantes es esencial para garantizar la higiene de superficies, equipos y ambientes. Sin embargo, no todos los desinfectantes son iguales, y cambiar de uno a otro no debe hacerse de forma improvisada.
Cambiar de desinfectante en la industria alimentaria
Existen varios factores técnicos, normativos y operativos que deben evaluarse antes de canviar de desinfectante en la industria alimentaria para asegurar que el nuevo producto sea eficaz, seguro y compatible con el proceso productivo.
Vamos a ver algunos de los principales aspectos a tener en cuenta antes de introducir un nuevo desinfectante en la planta o instalación alimentaria.
1.Eficacia biocida validada
La elección de un desinfectante debe basarse en su eficacia frente a los microorganismos diana. En la industria alimentaria, esto incluye bacterias (Listeria, Salmonella, E. coli), levaduras, mohos y, en algunos casos, virus.
Qué comprobar:
- Normas UNE-EN aplicables:
El producto debe haber sido ensayado según las normas europeas correspondientes, como por ejemplo:
- UNE-EN 1276 (actividad bactericida en superficie)
- UNE-EN 1650 (actividad levuricida y fungicida)
- UNE-EN 13697 (actividad en condiciones prácticas)
- Tiempo de contacto y condiciones de uso:
Asegúrate de que la eficacia esté demostrada en las condiciones reales de trabajo (temperatura, tipo de superficie, presencia de materia orgánica).

2.Compatibilidad del desinfectante con materiales y superficies
No todos los desinfectantes son compatibles con todos los materiales. Algunos pueden dañar gomas, acero inoxidable, plásticos o juntas si se usan de forma continuada.
Qué evaluar:
- Fichas técnicas del fabricante: deben especificar compatibilidades.
- Pruebas previas en superficie real: realiza ensayos sobre una zona poco visible.
- Impacto sobre equipos CIP: si el desinfectante se usará en sistemas de limpieza en circuito, asegúrate de que no corroa componentes internos.
3.Riesgo de formación de residuos o contaminaciones cruzadas
En superficies en contacto con alimentos, el producto debe enjuagarse adecuadamente, o estar específicamente autorizado para "uso sin enjuague", siempre que así lo indique la etiqueta.
Consideraciones clave a tener en cuenta:
- ¿El producto deja residuos químicos? ¿Puede afectar al sabor, color o seguridad del alimento?
- ¿Está contemplado en el plan APPCC el paso de aclarado tras la desinfección?

4.Cumplimiento normativo y legal
En España, todos los productos desinfectantes deben estar autorizados por el Ministerio de Sanidad y figurar en el Registro de Biocidas. Los productos usados en la industria alimentaria deben estar autorizados para uso TP4 (áreas en contacto con alimentos y piensos).
Qué revisar:
- Número de inscripción del desinfectante en el Registro de Biocidas.
- Que esté claramente indicado su uso autorizado en la industria alimentaria.
- Que el etiquetado cumpla con el Reglamento (UE) n.º 528/2012 (BPR).
5.Documentación y trazabilidad
Al cambiar de producto, se deben actualizar:
- El Plan de limpieza y desinfección, con las nuevas diluciones, métodos y frecuencia de uso del desinfectante.
- Las fichas de seguridad y fichas técnicas, que deben estar accesibles al personal.
- La formación de las personas operadoras, para evitar errores de dosificación o uso indebido.
Además, deben mantenerse registros claros de cuándo y por qué se realizó el cambio.

6.Formación del personal y prevención de riesgos laborales
Un nuevo producto puede implicar riesgos diferentes: mayor corrosividad, vapores irritantes, necesidad de más EPIs (guantes, gafas, mascarillas, etc.).
Por esto, es imprescindible:
- Leer la ficha de datos de seguridad (FDS).
- Evaluar el nuevo riesgo químico.
- Informar y formar al personal en los procedimientos de uso seguro y respuesta ante derrames.
Cambiar de desinfectante en entornos de producción y manipulación de alimentos no es una decisión trivial. Es un proceso que requiere una evaluación técnica y normativa rigurosa para asegurar la continuidad en la seguridad alimentaria y evitar efectos adversos en los equipos, las superficies o los propios alimentos.
Para ello, contar con la asesoría de un laboratorio especializado o de un técnico higiénico-sanitario puede facilitar una transición segura y documentada.








