Edificios que nos enferman

Edificios que nos enferman

edificio-enfermoEl 30% de los edificios de oficinas de todo el mundo y entre el 10 y el 30% de sus ocupantes pueden presentar, según la OMS, problemas de salud. Infecciones por bacterias o hongos, alergias, asma, dermatitis o lipoatrofia son algunas de las dolencias derivadas de una deficiente ventilación, una humedad ambiental incorrecta o la exposición a campos electromagnéticos en el interior de estos edificios.

 

Un interesante artículo publicado en el diario El Periódico el pasado 6 de septiembre expone la problemática de un elevado porcentaje de modernos edificios de oficinas, cuyos ocupantes se ven de algún modo afectados por una deficiente calidad ambiental interior.

Según Joan Buldú, directivo de la Sociedad Española de Pneumología y uno de los principales estudiosos de las enfermedades relacionadas con los edificios, "las principales suelen tener un origen infeccioso por bacterias o hongos (legionella, aspergillus) o alérgico por ácaros, plantas, animales u otros alérgenos que provocan asma, dermatitis  o pnemonitis."

Hermetismo y mala ventilación

En el artículo, el experto recuerda que se empezó a hablar del Síndrome del Edificio Enfermo a principios de la década de los 70, con la crisis del petróleo.

La tendencia al ahorro de energía originó la proliferación de locales herméticamente cerrados, sin ventilación exterior. "En muchos casos el aire nuevo que entra es solamente el 20% y por este motivo, si el mantenimiento es deficiente, es fácil que se acumule polvo de materia orgánica, fibras de papel y otros contaminantes."

Otro aspecto que advierte Buldú es que "la sequedad del aire por debajo del 40% o una temperatura superior a 20º en invierno e inferior a 22º en verano provocan que las mucosas esten más expuestas, las partículas sean más irritativas y se den más síntomas. Un edificio no está adecuadamente ventilado con una tasa inferior a 10 litros de aire por segundo y por persona (según OMS), cuando esta proporción no se cumple existe un riesgo más elevado de sufrir molestias."


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Imagen: Flickr

Según El Periódico, en 2010, la OMS revisó 500 edificios europeos y detectó que un 20% de estos tenía la entrada de aire fresco cerrada para ahorrar costes de climatización. Los expertos consideran que un edificio está enfermo cuando más del 20% de los trabajadores muestran síntomas irritativos, rinitis, sequedad de ojos, vias respiratorias o piel, tos o dolor de cabeza, que desaparecen después de unos dias de ausentismo laboral.

En estos casos, es necesaria la intervención de los servicios de salud laboral y de los equipos de mantenimiento, " aunque resulten muy caras, es necesario realizar revisiones periódicas para detectar alergias en fase precoz y controlar los niveles de contaminación."

Si bien no todos los edificios herméticos con sistemas de ventilación forzada estan completamente enfermos, casi todos ello presentan focos problemáticos. Según la Associació Catalana d'Empreses Especialistes en Síndrome de l'Edifici Malalt (Acesem), los edificios acristalados son claros candidatos a enfermar " al no poder abrirse las ventanas no se diluyen los contaminantes y además, los cristales generan temperaturas más altas. La contaminación química se produce sobretodo en edificios muy nuevos, con abundante madera, barnices, moquetas, partículas de agentes limpiadores y microorganismos (ácaros, polvo,etc) presentes en la atmósfera."

Impacto económico del edificio enfermo

Transtornos como la lipoatrofia (condicionada por factores como la exposición a campos electromágneticos, a la electricidad estática y a una humedad ambiental relativa baja), las molestias oculares (provocadas por la mala calidad del aire en edificios dotados de aire acondicionado, especialmente cuando la humedad es inferior al 30%) o el cansancio inexplicable, dolores de cabeza, insomnio o disfunciones en los sistemas endocríno, reproductor o inmunológico ( producidos por la exposición a campos electromagnéticos originados por ordenadores, teléfonos, salas wi-fi, etc.), son origen de un ausentismo laboral y una disminución de la productividad con un importante impacto económico.

Según The American Journal of Medicine, los trastornos de salud originados por trabajar en edificios enfermos suponen en EEUU unas pérdidas anuales de 10.000 millones euros por ausentismo laboral y costes de los tratamientos médicos.

Los expertos consideran que la situación ha de abordarse no sólo desde el punto de vista de la salud, sino también desde el punto de vista económico, ya que un sistema de ventilación adecuado y bien mantenido es muy rentable.

 

Fuente: El Periódico

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